Es 16 de abril y se inaugura Two Black Monoliths en el Museo Experimental El Eco. Chaparro tiene razón: su pieza consiste justamente en dos monolitos negros paralelos, pero con algunos matices extras que definen su significado.
Se trata de una reinterpretación de la pieza del escultor Tony Smith, The Elevens Are Up, de 1963, que representaba con dos monolitos del mismo tamaño y forma los dos músculos del cuello que se aflojan y hacen perder el equilibrio a un alcohólico. Smith, por supuesto, lo era.
Pero la pieza de Chaparro, si bien conserva las características de tamaño y forma, va más allá. Busca explorar la espiritualidad a partir de la masa y el volumen. Y reflexionar sobre la idea del objeto, su uso y valor en relación a su entorno y en relación al arte.
Afirma el artista: “a partir de mi experiencia como editor, funciono como un curador de mi propio trabajo: lo que hago es editar piezas populares”. Por ello trabaja a partir de la creación de otro artista y agrega algunos referentes de la cultura popular, para resignificar la obra y crear una completamente nueva.
Para ello, revistió los dos monolitos con luces verdes y el sonido de la agrupación alemana de música electrónica Kraftwerk, surgida en la década de 1970. Además de las referencias a películas como Tron (1982), de Steven Spielberg y 2001: Odisea del espacio (1968), de Stanley Kubrick, que inserta otro camino para el significado.
“En 2001, apunta el artista, el monolito era un vigilante. En el cine de Kubrick el miedo era una constante y, particularmente en esta cinta, se plantea la idea del miedo a que las computadoras se rebelen”.
Chaparro, quien otorga “información de fácil acceso para que el espectador entienda sus piezas a partir de un mínimo de información”, asegura que Two Black Monoliths es el resultado de una visión naif de esos referentes.
Es decir, el resultado de una mirada espontánea e ingenua, casi infantil del artista. Se trata de un juego entre “la referencia evidente, icónica, popular” que habla de la modernidad, la exploración del artista y el diálogo con el museo mismo.
Una especulación artística
Como la mayor parte de las obras que se exponen en el Museo Experimental del Eco, Two Black Monoliths está motivada por la historia que encierra este espacio universitario diseñado por Mathias Goeritz, proyectado a partir de “intereses formales, gnósticos y místicos que vinculaban principios de la arquitectura teotihuacana” con elementos del expresionismo alemán.
El Eco, cuenta su historia, surgió como una edificación “con símbolos que aludían a una diversidad ideológica en aras de lograr una oración plástica, proponiendo un lugar de posibilidades múltiples donde sucediera una resonancia creativa”.
Como parte de esa resonancia, Aldo Chaparro propone una especulación plástica. Es decir, presenta la posibilidad de ver su obra al mismo tiempo como un objeto, un trabajo de arquitectura y como evento.
Con ello, busca que sus exposiciones sean “situaciones que suceden en el tiempo”. A diferencia de la pintura y la escultura, que existen y pueden apreciarse en un momento preciso, busca que su instalación sea como la “música y el cine, con los que vives un momento de tu vida” que no sucede en un solo instante.
“Mi vocación como editor y diseñador me obliga a crear como si trabajara para un cliente”. Así, en El Eco, su muestra constituye una síntesis de forma y referentes. “Todo artista es una antena que capta la señal de más lejos: yo la hago evidente”.
Ese es el motivo de que elija los materiales de sus obras después de tener la idea. Lo importante es que hay un discurso detrás de sus obras y su preocupación porque el espectador lo conozca: “el conocimiento afecta tu condición estética”, la apreciación de una pieza artística. “Pero yo selecciono mis iconos para que la experiencia no sea tan complicada, es información que yo cocino”.
Otra pieza acompaña a Two Black Monoliths: un letrero luminoso con una frase en inglés del músico estadunidense Scott Walker: “enciende este sentimiento, así podremos estar juntos una vez más, y no sentiremos la gravedad del tiempo”. El público podrá hacerlo en el Museo Experimental El Eco. Sullivan 43, colonia San Rafael. Christian Gómez
7 comentarios:
ay sí, tú, soy súper VIP!!
Ya ne serio, me encantan las inatalaciones que mezclan la tecnología con una buena justificación ;)
PUs yo ya sabía que escribirías de esto, ¿tengo que sentirme importante o yo soy el VIP? jaja, solo bromeo.
Pues ese museo es uno de mis favoritos, tend´re que verla.
Y luego escuchar a Kraftwerk, que es super chistoso escucharlo.
oye oye! jaja agrégame a tu lista de blogs! (o mínimo visita el mio!) :D
ey ey con que tienes un blog, jaja... saludos christian.
Alejandro.
Hi tech concepts museums... interesante propuesta especialemnte por la referencia a Tron (alguien ha visto tron?) y a Odisea, aunque al mismo tiempo bajo esa justificacion es solo hacer un homenaje más que una expresion individual, al menos eos pienso, tendre que buscar mas al respecto.
Se ve vergas
Hola Chris, a pesar de que había visto que tenías un blog no lo había visitado hasta hoy y me agrada mucho. Me gusta tu estilo al escribir, mucha suerte. Un abrazo.
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