jueves, 5 de marzo de 2009

Carballido vive... y eso es gracioso

Hace tan solo un año de la muerte de Emilio Carballido y su legado está más que vivo. Por eso, bajo la dirección de Alberto Lomnitz, el Carro de comedias de la UNAM presenta la divertida sátira ¡Silencio pollos pelones, ya les van a echar su maíz!

La historia se desarrolla al sur del estado de Veracruz en 1963, cuando un grupo de “empresarios” estadounidenses visita la entidad para reclutar con engaños a los habitantes para un negocio ilegal y lleno de irregularidades. Pero es con la muerte de un tal Porfirio con la que se destapan conflictos de corrupción en el gobierno, la Iglesia y la asistencia social.

Todo lo anterior, contado como un juego. La anécdota, que bien podría adaptarse a cualquier época y región del país, no se narra de una manera lineal sino con saltos en el tiempo que los asistentes tienen claros porque son anunciados con letreros como los del menú de una fonda.

Con humor negro disfrazado de chiste blanco, los seis actores en escena representan un personaje y luego otro y otro; son un gringo y en dos minutos un jarocho. Se trata de un gracioso y original juego de vestuario y actuaciones.

En entrevista, Alberto Lomnitz, director de la obra, se refirió a los actores como “un grupazo”, pues en sólo seis semanas montaron esta obra y Muerte accidental de un anarquista, de Darío Fo.

Dijo también, que ¡Silencio pollos pelones... representa una gran exigencia física para su elenco, el cual debe montar y desmontar la escenografía durante todas las presentaciones y está de un lado a otro durante toda la puesta, además del mayor trabajo de la voz que exigen las presentaciones en exteriores. “Tienen que armar y desarmar escenografía, ser jóvenes, fuertes, tener buena voz y ser buenos actores. Está tremendo”, puntualizó.

Entre otras cosas, los actores tuvieron que aprender a bailar y tocar la jarana para cantar los sones jarochos que son importantes elementos de transición en la historia. Ello, como resultado de un entrenamiento vocal luego del proceso de selección que contó con más de 300 actores inscritos para las audiciones.

De acuerdo con Lomnitz, “debido a la naturaleza de Carro de comedias”, pensado fundamentalmente para presentarse en exteriores, la obra es “una versión recortada” de la pieza original del autor de Rosa de dos aromas.

El original escenario, que semeja un enorme guácal de madera, sorprende al público con cada resquicio que se convierte en un recurso para narrar una entrañable trama donde los personajes denuncian: “Habemos más pobres que piojos” o confiesan cantando: “Sólo queremos justicia, no la caridad poquita”.

Compañero de generación creativa de Jorge Ibargüengoitia y primer alumno en cursar la maestría en Letras con especialidad en Arte Dramático, por la UNAM en 1949, la obra de Carballido más que simple entretenimiento, es una reflexión sobre la sociedad mexicana, su ignorancia y sus vicios. Christian Gómez.

2 comentarios:

Ald0rad0 dijo...

yo hago una fuerte declaración: No me acordaba que ya se había petateado!!!

jajajajaj

oh, encanto, eres un idem (no olvides pasar a mi blog para hacerme preguntas perniciosas)

El Chri Chri dijo...

oh, lo haré pronto (te respondo aquí porque si no hay más de un comentario, no hay "fuertes declaraciones", te prometo que lo haré antes del miércoles, en que puedo pasar más tiempo en Internet libremente)

gracias por venir, siempre